jueves, 24 de marzo de 2011

Primera Guerra Mundial 1er Parte

Primera Guerra Mundial es el nombre con el que comúnmente se designa al conflicto militar que tuvo lugar entre 1914 y 1918. Afectó a los cinco continentes e implicó a gran parte de la humanidad. Otras denominaciones que ha recibido son: “Gran Guerra”, “Guerra Europea” o “Guerra del 14".
Lo que se inició como una guerra circunscrita a las viejas potencias europeas se extendió por el resto del mundo merced a las posesiones coloniales. Además intervinieron otros países como Estados Unidos de Norteamérica, Japón, China o algunos países iberoamericanos. España permaneció al margen del conflicto.

Causas económicas
Entre el último tercio del siglo XIX y la primera década del XX se desarrolló la Segunda Revolución Industrial. Ésta se caracterizó por una serie de cambios: nuevas fuentes de energía (petróleo y electricidad), nuevos sectores de la producción (químico, siderúrgico y alimentario), nuevas formas de organización del trabajo (taylorismo), la concentración de capitales en torno a grandes agrupaciones de tendencia monopolística (cartel, trust) y una creciente globalización de la economía.
Surgieron nuevas potencias industriales (USA y Japón) que se unieron a las ya existentes (G. Bretaña, Alemania, Francia). Alemania ganó terreno económico a Gran Bretaña por el carácter más competitivo y moderno de su industria y se erigió en la líder indiscutible de determinados sectores productivos, como el siderúrgico y el químico.
Al mismo tiempo intentó por todos los medios arrebatar a Inglaterra sus tradicionales mercados, tanto europeos (Bélgica, Holanda, Rusia) como coloniales, y se convirtió en un serio rival comercial. Londres y París lograron mantener, no obstante, la supremacía en la exportación de capitales.
   

Las disputas imperialistas
Durante el siglo XIX Gran Bretaña y Francia se habían repartido gran parte del mundo.
Imperios coloniales. Fuente: www.indexnet.santillana.es
Los imperios coloniales
Al comenzar la siguiente centuria el peso económico de Alemania superaba al de ambas. Sin embargo, ese poder no se correspondía con la escasa entidad de sus posesiones ultramarinas (algunas áreas en el suroeste y oriente africanos, Togo y Camerún, así como algunos archipiélagos en el Pacífico).
Alemania demandaba un nueva nueva realidad colonial algo que trataban de impedir Gran Bretaña y Francia.
Ese escenario fue testigo de tensiones internacionales, hecho acrecentado por el nacimiento de nuevas potencias como Japón o Estados Unidos, cada una de ellas con sus propios planes imperiales.
Dos episodios constituyeron la antesala de la Gran Guerra. Tuvieron lugar entre 1904 y 1911 en Marruecos, área bajo las aspiraciones coloniales francesas que Alemania utilizó para conseguir sus propios beneficios coloniales. Se conocieron como “Crisis marroquíes”.

Las crisis marroquíes
La primera crisis marroquí (1904-1906)
Estalló por la pretensión francesa de crear un protectorado en Marruecos a lo que se opusieron Alemania y España, que también tenían intereses en la zona.
Alemania vió la oportunidad de frenar la expansión colonial francesa y obtener para sí ganancias territoriales. Por su parte Inglaterra transigió con las aspiraciones de Francia a cambio de la renuncia de ésta a intervenir en Egipto, en tanto que España obtuvo el visto bueno francés para actuar en una pequeña parte del territorio marroquí. Pero Alemania se erigió en garante de la independencia de los gobiernos locales frente a las pretensiones imperialistas francesas, originando fuertes desavenencias.
En marzo de 1905 el emperador Guillermo II visitó la ciudad marroquí de Tánger. El hecho elevó hasta su cénit la tensión entre germanos y franceses, que a punto estuvieron de enzarzarse en una guerra.
En 1906 se celebró la Conferencia de Algeciras. En ella participaron numerosas potencias y se logró aliviar transitoriamente el riesgo de conflicto. Se admitió la formal independencia de Marruecos bajo la soberanía del sultán Muley Hafiz, pero en realidad el territorio se mantuvo bajo la tutela francesa. En correspondencia se permitíó el libre comercio a todas las potencias. España consiguió mantener sus aspiraciones sobre norte de la cordillera del Rif y organizó formalmente el área como protectorado en 1912; Francia lo había hecho poco antes con sus territorios.
La primera crisis marroquí desató las alarmas ante un posible conflicto internacional ya que en 1904 Francia y Reino Unido habían suscrito un pacto, la “Entente Cordiale”, ampliado en 1907 con la incorporación de Rusia (Triple Entente). Un conflicto entre Francia y Alemania hubiese supuesto una guerra de proporciones incalculables.

La segunda crisis marroquí (1911)
Se originó tras la acusación efectuada por Alemania de que Francia había trasgredido el Acta de Algeciras.
El envío de un buque de guerra germano (el Panther) al puerto de Agadir como medida de presión para hacer valer sus exigencias territoriales, desencadenó una segunda crisis internacional.

Francia, apoyada por Gran Bretaña, se doblegó finalmente a las pretensiones germanas, cediendo parte del Congo a cambio de gozar de total libertad de acción en Marruecos.
La segunda crisis marroquí exacerbó los ánimos nacionalistas de franceses y alemanes y despejó el camino hacia la guerra.

En marzo de 1905 el emperador Guillermo II visitó la ciudad marroquí de Tánger. El hecho elevó hasta su cénit la tensión entre germanos y franceses, que a punto estuvieron de enzarzarse en una guerra.

El nacionalismo radical
El nacionalismo atribuye entidad y singularidad propias a un territorio y a sus ciudadanos, y sobre él se asientan aspiraciones políticas de carácter muy diverso. En ese proceso nacieron en el siglo XIX dos estados que jugarían un papel fundamental en la historia de Europa: Alemania e Italia. Al tiempo que esto acontecía, tenían lugar procesos de signo inverso que supusieron la disgregación de viejas entidades estatales en beneficio de otras nuevas. Fue el caso de la Turquía otomana, imperio que a finales del siglo XIX estaba en plena descomposición, parte de la cual se desarrollaba en el área de los Balcanes.
La guerra franco-prusiana (1870), puso los territorios franceses de Alsacia y Lorena en manos de los alemanes. Desde entonces nacionalismo francés no cesó de alentar el desquite y el rescate de dichos territorios.
 
Rendición de Napoléon III

El contencioso franco-alemán de Alsacia y Lorena


En 1871, por la Paz de Versalles, y tras la derrota sufrida frente a Prusia (Sedán y Metz), Francia hubo de ceder a ésta los territorios de Alsacia y Lorena, que estaban bajo su soberanía desde 1648. Desde entonces un sentimiento reivindicativo y revanchista, atizado por problemas derivados de la expansión imperialista, ensombreció las relaciones franco-alemanas.

Napoléon III

Bismarck intentó aislar a Francia a través de la acción diplomática, mientras que ésta recurrió a alianzas con otros estados para contrarrestar la estrategia alemana.

O. Von Bismarck

El nacionalismo francés se alimentó de organizaciones como la “Défense de L’Alsace-Lorraine”, que hicieron ostentación de un profundo sentimiento antigermano, de fácil justificación, por cuanto los alemanes pusieron en práctica una agresiva política de germanización lingüística y cultural en ambos territorios.

Un tercer escenario de fricción nacionalista lo formaron los imperios coloniales, cuyas disensiones alentaron fuertes tensiones internacionales que propiciaron la formación de alianzas militares y la carrera de armamentos.
La crisis de los Balcanes (1906-1914)
La desintegración del Imperio Otomano estuvo acompañada de las reivindicacines nacionalistas de los nuevos estados surgidos en el siglo XIX. El nacionalismo se mezcló con problemas de carácter étnico, religioso y cultural. Las grandes potencias intervinieron en todos ellos según sus intereses, bien de forma directa, caso de Austro-Hungría, Rusia e Italia, o indirecta, como ocurrió con Alemania, Francia y Gran Bretaña.
Una serie de crisis contribuyeron a la inestabilidad de la zona y al estallido de la Gran Guerra:
La anexión austro-húgara de Bosnia y Herzegovina (1908)
Bosnia y Herzegovina eran territorios con mayoría musulmana que habían permanecido bajo dominio turco hasta 1877. A partir de entonces pasaron a depender administrativamente de Austria-Hungría que finalmente, en 1908, los anexionó a su imperio, provocando la frustración de Serbia que aspiraba a integrarlos dentro de la Gran Serbia (futura Yugoslavia). En la capital bosnia, Sarajevo, se produjo el 28 de junio de 1914 el asesinato del heredero al trono austríaco Francisco Fernando y su esposa a manos de un estudiante bosnio perteneciente a la "Mano Negra", organización secreta nacionalista proserbia.
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La primera guerra balcánica (1912)
Esta contienda enfrentó al bloque compuesto por Serbia, Bulgaria, Grecia y Montenegro (secundados por Rusia) con Turquía y Austria. Derrotada Turquía hubo de retirarse de la zona y ceder a Bulgaria una salida al mar Egeo.
La segunda guerra balcánica (1913)
Los que fueron aliados en la primera guerra balcánica se enzarzaron en una lucha entre sí: Bulgaria atacó a Serbia, a Grecia y a Montenegro con el objetivo de anexionarse los territorios abandonados por Turquía. Ésta última, junto a Rumanía se unió a Serbia y a Grecia. Bulgaria fue derrotada y los territorios en disputa pasaron a Serbia.
A partir de entonces el objetivo de Serbia fue alcanzar el rango de gran potencia de la zona (Gran Serbia), aspiración que quedó ensombrecida por los tratados de Londres y Bucarest (1913), que reconocieron a Albania como nuevo estado en detrimento de los planes que Serbia se había fijado respecto a la anexión del territorio albanés. Austro-Hungría por su parte entorpeció en la medida de lo posible los planes de Serbia de constituirse como estado importante de la región.
También hubo fricciones entre Grecia y Albania originadas por las aspiraciones de los helenos sobre la región del Epiro (de lengua griega) que había quedado bajo soberanía albanesa.
Estas circunstancias convirtieron los Balcanes en un auténtico polvorín que estallaría meses más tarde.

Otros conflictos: Polonia
Polonia había sufrido históricamente diversos repartos a manos de sus poderosos vecinos. El Congreso de Viena (1815) sancionó uno más y el país quedó dividido entre Rusia, Austria y Prusia, siendo su población sometida a distintos regímenes y administraciones.
El nacionalismo polaco liderado por Józef Pilsudski, refugiado en la zona de Galitzia bajo dominio austriaco, constituyó un elemento más en la rivalidad que enfrentaba a Austria-Hungría y Rusia. La política de germanización desarrollada en la zona bajo dominio prusiano enrareció aún más el ambiente.
Józef Pilsudski





             

Al estallar la Gran Guerra los polacos, encuadrados en los ejércitos de las potencias ocupantes, lucharon entre sí. En 1917, tras la revolución bolchevique y la retirada de Rusia, ésta aceptó la autodeterminación de Polonia que se encontraba en esos momentos en casi su totalidad invadida por Alemania. Cuando ésta firmó el armisticio hubo de abandonar el territorio polaco creándose en 1919 la República de Polonia, soberana e independiente tras más de un siglo de dominación extranjera. El estallido de la II Guerra Mundial condujo a una nueva invasión del país por los alemanes que la mantuvieron en sus manos durante casi todo el conflicto.
En el preámbulo de la Gran Guerra Polonia constituía pues un elemento de fricción más entre las grandes potencias, muy especialmente entre Rusia y Austria-Hugría.


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