jueves, 24 de marzo de 2011

Primera Guerra Mundial 2da Parte

Las alianzas militares
Entre 1872 y 1890 las relaciones internacionales europeas estuvieron marcadas por la preponderancia de Alemania. Su canciller, Otto Von Bismarck, intentó mantener no obstante una política de equilibrio entre las potencias, que incluía el aislamiento de Francia.
El país galo era percibido por las potencias más conservadoras como el inspirador de las ideas revolucionarias que atentaban contra el principio de autoridad monárquica y el orden tradicional. La política bismarckiana recibió el nombre de “Realpolitik” (“Política pragmática”) y se llevó a la práctica mediante un complicado entramado de alianzas que es conocido como "Sistemas bismarckianos".
A partir de 1890, tras el retiro de Bismarck, el kaiser (emperador) Guillermo II tomó personalmente las riendas de la política exterior germana, modificando la del viejo canciller.
Ya no se trató solamente de aislar a Francia, también se pretendió rivalizar con el Imperio Británico, apoyandose en la construcción de una potente marina de guerra. Es lo que se conoce como “Weltpolitick” (“Política mundial”).
Las relaciones entre las potencias se fueron haciendo cada vez más rígidas y surgieron tensiones que se acrecentaron con los problemas coloniales. La situación propició la formación de alianzas o pactos de carácter político-militar cuyo fin fue proteger a los estados integrantes en una eventual contienda bélica.

La Triple Alianza
Se formó en 1882 promovida por el canciller alemán Bismarck. Estuvo constituida por Alemania, Austria-Hungría e Italia. Sin embargo esta última no cumplió sus compromisos cuando estalló la guerra y en principio se mantuvo neutral hasta intervenir más tarde como miembro del bando contrario.
Predicación de la Guerra Santa en Turquía


La Triple Entente
Se creó en 1907 y sus integrantes fueron Francia, Gran Bretaña y Rusia, a las que se añadió más tarde Serbia. Se conoce también con el nombre de los “aliados”. Los precedentes de esta liga hay que buscarlos en la “Entente Cordiale” de Francia y Reino Unido, instituida en 1904.

Durante el conflicto se incorporaron Bélgica (atacada por Alemania); Japón (agosto de 1914) aspirante a arrebatar a Alemania sus colonias del Pacífico y sustituir su papel de potencia imperialista en China; Italia (mayo de 1915); Rumanía (junio de 1916), Portugal (marzo de 1916); Estados Unidos (abril de 1917); Grecia (junio de 1917); también fue el caso de China y varios estados latinoamericanos.

  
Soldados griegos

Soldados serbios

Las razones que llevaron a la formación de alianzas fueron:
  • Los recelos británicos ante el incremento del poder económico y militar de Alemania, empeñada en la construcción de una potente flota de guerra que estuviese en condiciones de competir con la del Reino Unido.
  • Los intereses contrapuestos de Alemania y Francia en Marruecos que originaron serios conflictos diplomáticos en 1905 y 1911 ("Crisis marroquíes").
  • El apoyo ruso a Serbia, país independiente desde 1867, que aspiraba a conseguir los territorios de Bosnia-Herzegovina, anexionados entre 1908 y 1909 por el Imperio Austro-Húngaro. Rusia, vinculada a Serbia por estrechos lazos de carácter étnico y una común condición de pueblos eslavos anhelaba liderar un proyecto de unificación "paneslavo".
  • La preocupación de Austria por el creciente nacionalismo serbio, al que deseaba anular militarmente.
El potencial de los dos bandos
Geográficamente las potencias centrales contaban con la ventaja de conformar una unidad compacta, pero esa situación llevaba aunado el inconveniente de un posible asedio por parte de sus oponentes, cuyos territorios se hallaban dispersos.
Demográficamente los 117 millones de habitantes con que contaba la Triple Alianza eran claramente inferiores a los 255 de la Entente.
* Población en 1914
IMPERIOS CENTRALES
ALIADOS
Alemania
65
Francia
39
Austro-Hungría
52
Gran Bretaña
45
-
-
Rusia
171
Total (millones)
117
Total (millones)
255
Soldados alemanes

Militarmente Alemania suplía su inferioridad en los mares con un ejército perfectamente entrenado y equipado. Sin embargo los aliados contaban con más recursos humanos y una clara superioridad naval.
Soldados austríacos

Para Alemania, núcleo de los imperios centrales, era esencial obtener una rápida victoria si deseaba ganar la guerra, de lo contrario la superioridad material y humana de los aliados acabaría a la larga por imponerse.
La entrada en guerra de los Estados Unidos de América rompió el aparente equilibrio en que se desarrolló el conflicto hasta 1917 e inclinó la balanza del lado de la Entente.
Soldados norteamericano

Entrada en acción de las alianzas

El estallido de la guerra comprometía a las potencias a intervenir en ayuda de sus respectivos aliados. La declaración de guerra de Austria a Serbia fue el hecho que provocó la intervención de Rusia y Francia, sus aliados.
                    Soldados belgas
A partir de ahí la incorporación de nuevos estados al conflicto se sucedió en cascada.
  • El 28 de julio Austria-Hungría declaró la guerra a Serbia. Rusia, aliada de Serbia hizo lo propio con Austria.
  • El 1 de agosto Alemania claró la guerra a Rusia y dos días más tarde a Francia.
  • La invasión alemana de Bélgica, necesaria para invadir Francia, decidió a Gran Bretaña a declararle la guerra (4 de agosto).
  • Por su parte Italia, alineada en el bloque de las potencias centrales, incumplió sus obligaciones con la Triple Alianza y se mantuvo neutral (más tarde se incorporó a la guerra pero al lado de la Entente).
El agudizamiento de las tensiones internacionales derivadas de las rivalidades económicas y coloniales así como del el auge del nacionalismo intransigente condujeron a una escalada en la producción de armamentos.
Los estados incrementaron sus gastos militares e incorporaron a sus ingenios las novedades tecnológicas de la Segunda Revolución Industrial.
Europa se deslizaba por la senda de la guerra. Este período de tensiones internacionales ha recibido el nombre de "Paz Armada": "paz", porque todavía no ha estallado el conflicto, "armada" porque se prepara para él.

Fábrica de cañones alemanes

Los gobiernos consideraban que la guerra era inevitable y trataron de protegerse mediante alianzas, causando de esa forma los recelos y el reforzamiento militar de sus oponentes.
El Reino Unido incrementó sus gastos militares: los 44 millones de libras que invertía en 1899 se convirtieron en 77 millones en vísperas de la guerra.
Alemania, deseosa de construir una potente flota que pudiese competir con la británica, dio el salto de 90 millones anuales de marcos en 1899 a 400 millones entre 1910 y 1914. Francia y las restantes potencias incrementaron igualmente el potencial de sus respectivos ejércitos.
Factoría de aviones británicos

La carrera de armamentos fue fruto de esas tensiones, pero al tiempo contribuyó a agravarlas. Los gobiernos, valiéndose del uso de la propaganda, alentaron el nacionalismo y el miedo a fin de hacer sentir a la opinión pública que su país se encontraba en peligro frente a la hostilidad enemiga.
Cartel canadiense

Poco pudieron hacer las fuerzas partidarias de la paz llamando a la sensatez y reclamando un sistema de arbitraje internacional que atenuara la tensión. En la Haya se celebraron en 1899 y 1907 dos conferencias con el objetivo de frenar la carrera armamentística.
Ambas terminaron en fracaso y simplemente consiguieron resultados parciales, como la creación del Tribunal Intenacional de Arbitraje de la Haya y algunos acuerdos concretos sobre el trato a los prisioneros de guerra, que constituyeron el precedente de las convenciones sobre el reconocimiento de los derechos humanos.
Sede del tribunal de la Haya

La izquierda europea en general y la Segunda Internacional en particular se significaron por su oposición a la política belicista. Se alzaron voces como la de Jean Jaurés o se elaboraron manifiestos como el de Zimmerwald (1915) invocando contra la guerra y abogando por el entendimiento.

No obstante, hubo sectores, que encuadrados en el seno del revisionismo, alentaron la colaboración de los partidos de izquierda con la burguesía, lo que en cierta medida frenó las posturas más comprometidas con el pacifismo. Antepusieron su sentimiento nacionalista a las invocaciones a la paz mundial.
Incluso, en seno del socialismo más radical, hubo quienes vieron en la guerra un mal útil, pues contribuiría a acelerar las contradicciones del capitalismo y posibilitaría la vía directa y rápida hacia la revolución.
Sea como fuere, las tesis nacionalistas alentadas por sectores militaristas se impusieron a las tesis pacifistas que fracasaron en sus esfuerzos por evitar el conflicto o ponerle fin, una vez comenzado.













                      
 

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